Fotografía de calle con Raw Phototours

Ya lo anuncié hace algunos días, y por fin llegó el domingo para conocer al equipo de Raw Phototurs. Como expliqué, me había apuntado a su taller solidario de fotografía urbana, con el que recaudaban fondos para la ONG Nepal Sonríe, con la que colaboran estrechamente.

Allí nos presentamos D. y yo, con nuestras pequeñas Fujis, en un calurosa tarde de verano barcelonesa, con la mente abierta y dispuestos a aprender y desaprender sobre fotografía. Y nos lo pasamos genial. Siguiendo los consejos de Jorge y Christelle, nos animamos a experimentar, a buscar una historia que fotografiar, a acercarnos a la gente y hacernos invisibles a la vez, a perder el miedo a pedirle a alguien que pose para nosotros.

Recorrimos las calles del barrio gótico jugando con las luces y las sombras, muy marcadas en esa zona de Barcelona por la tarde, tomándonos el tiempo necesario observar qué pasaba y qué escenas se daban ante nuestra presencia para hacer clic. Jorge y Christelle se iban acercando a nosotros uno a uno para sugerirnos encuadres, preguntarnos si teníamos alguna dificultad técnica o si nos había surgido alguna duda. Entre las curiosidades de unos y los problemas de otros, fuimos resolviendo dudas, descubriendo composiciones y riéndonos de las situaciones que fuimos encontrando.

Me costó no tirar de zoom, lo confieso. La premisa fue usar el enfoque manual, algo que no había hecho hasta ese momento, y la distancia focal mínima que permitiese el objetivo. La mía era 16mm, por lo que sí, tuve que acercarme bien para conseguir alguna de las imágenes.

Como bien pudimos comprobar durante la tarde, la gente pasa bastante. Sobre todo en una ciudad como Barcelona, y en una parte con tanto turismo. Estando realmente cerca de las personas, poca gente se daba cuenta de nuestra presencia haciendo fotos. Supongo que ya estamos acostumbrados, y que quizá estaban más ocupados haciéndose selfies que preocupándose por nuestras fotos.

Como de aprender iba la cosa, tanto Jorge como Christelle nos animaron a participar en un reto: acercarnos a alguien y pedirle permiso para hacerle una fotografía.

Reconozco que ya había perdido la esperanza. Soy súper tímida y me cuesta un montón ya de por sí conocer gente nueva, como para plantearme entrarle a alguien a pedirle una fotografía.

Pero vi a una chica en la plaza de la Catedral haciéndose un selfie, y pensé “venga va, qué tienes que perder”. Puse mi mejor sonrisa y me acerqué a ella diciéndole que me encantaba su pelo, totalmente trenzado, y que si me daba permiso para hacerle una fotografía. Me miró un poco raro, y antes de que pudiera negarse, le hice chantaje emocional diciéndole que estaba participando en un curso de fotografía. Todo esto en inglés… En mi inglés.

Me dijo que sí. Así que después de echar un vistazo rápido a la plaza, la llevé a una parte en la que aún había sol y le hice una foto. Sí, solo una, porque me puse tan nerviosa que ni pensé en hacer más. Ni variar el plano, ni girar la cámara… Aunque para ser la primera vez, con haber roto el hielo me doy por satisfecha. Luego intercambiamos los correos y me pidió que le hiciese otra foto con su móvil delante de la Catedral. Estábamos en paz.

Ésta es Malintisa (y su sonrisa).

Para bajar la adrenalina del momento, nos fuimos a tomar algo y revisar fotos. Ahí pude ver cómo D. había aprovechado el curso y se había entregado por completo. Ahora sólo tengo que conseguir que se anime a descargar las fotos, a seleccionarlas y a subirlas a Instagram. Pero esa es otra batalla.

¿Qué tipo de fotografía sueles hacer? ¿Te gusta la fotografía urbana? ¿Te has acercado a alguien y le has pedido una foto? ¡Me encantaría conocer tu historia en el apartado de comentarios!

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